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lunes, 4 de mayo de 2015

Arquitectura y autismo: espacios para el desarrollo de habilidades

El presente post está basado en la investigación de Magda Mostafa: "An Architecture for Autism: Concepts of Design Intervention for the Autistic User" (2008).  

El autismo se puede definir como una falla en la asimilación de lo que perciben los sentidos respecto al entorno físico que rodea. Esta falla se refleja en situaciones de retrasos en la capacidad comunicativa, en grandes desafíos para la interacción social y en episodios de comportamiento repetitivo. 

Según Madga Mostafa, "... la arquitectura es una profesión responsable de la creación de ambientes que se adaptan a las necesidades de todos los tipos de usuarios." Dado que el diseño arquitectónico es capaz de alterar la información sensorial, es importante conocer cuáles son los factores que permitirían mejoras en la calidad de vida de las personas diagnosticadas con autismo.

Estos son los principales factores descubiertos:

1. Secuencia espacial.
La organización de los espacios y del mobiliario debe estar dispuesta para promover la rutina. Según el investigador Leo Kanner (1943), los niños autistas se adhieren a la rutina como una compulsión. Mediante la creación de un entorno predecible, es posible desarrollar habilidades esenciales que se puede aplicar, posteriormente, fuera de un espacio controlado.

A través de la organización de los espacios funcionales en las que se lleva a cabo una única actividad (mediante "estaciones" o zonas definidas y separadas), los arquitectos pueden crear un entorno predecible. Cuando un niño es capaz de predecir lo que se va a encontrar en un ambiente se siente seguro y se instala.


Además de las estaciones o los espacios predecibles, debe haber un "espacio de escape". Este lugar especial es un paraíso para los momentos en que se presenta un desequilibrio sensorial en los niños. En el sitio de escape no se realiza ninguna actividad. Magda Mostafa explica que los niños hiperactivos y severamente autistas tienden a retirarse de los grupos, durante unos minutos, para irse aparte, sentarse y estar en silencio, solo. Luego, estos niños vuelven a reunirse con el grupo por su propia cuenta. Es en el sitio de escape donde ellos logran recalibrar su mecanismo sensorial interior. Es curioso que la mera opción o presencia de un "espacio de escape" tiende a reducir el número de escapes.

2. Zonas sensoriales.
Este concepto de zonificación sensorial se refiere a la importancia de separar funciones de alto estímulo sensorial y las funciones de bajo estímulo. Las zonas de alto estímulo son las de música, realización de artesanías, terapias psicomotrices e incluso las zonas de servicio (aseos, cocina, oficinas, despachos y áreas de personal). Las de bajo estímulo se pueden ejemplificar en las terapias del habla, las terapias de uno frente al otro ( conocidas como one-on-one).

Es importante definir las zonas y la transición entre las misma. El sentido del recorrido debe ser unidireccional ("one-way").  El uso de "zonas de transición" sensoriales ayudar a preparar a los niños para moverse con las mínimas distracciones. Con el fin de comunicar el carácter de diversas zonas se puede utilizar patrones, colores y abstracciones que funcionen como puntos de referencia visual.

3. Paredes y cerramientos.
Existen diferencias entre los mismos usuarios autistas. Algunos son hiper-sensoriales y otros hipo-sensoriales. En el caso de las paredes, se recomienda espacios con divisiones altas para reducir las distracciones visuales y acústicas de los hiper-auditivos e hiper-visuales. Sin embargo, las divisiones bajas aumentan las oportunidades de estímulo para los hipo-auditivos e hiper-visuales.

4. Altura de techos o cielos falsos. 
Cuando la altura de los techos es alta y de proporciones exageradas, es posible aumentar los ecos y así estimular a los hipo-auditivos. La altura también facilita el crear estímulos visual ilusonistas para los hipo-visuales.
Por el contrario, los cielos bajos reducen los ecos que pueden afectar a los hiper-auditivos. También crean un espacio controlado y de escala íntima que tranquiliza a los hiper-visuales.

La investigación de Magda Mostafa incluye otros factores tales como los colores, la ventilación, la iluminación, el uso de texturas, entre otros. Cada uno de ellos descrito según las capacicades hiper e hiposensoriales del usuario. En esta misma investigación, Mostafa explica que las herramientas para medir los avances fueron:

  • Capacidad de atención: la cantidad de tiempo en segundos que el niño permanece en la tarea sin distracciones, una capacidad de atención ya indica un resultado positivo.
  • Tiempo de respuesta: cantidad de tiempo en segundos que tarda el niño responda a un comando o pregunta, un responden más corto indica un resultado positivo.
  • Temperamento del Comportamiento: medida por la aparición de un comportamiento de auto estimulación que demuestra incomodidad de desequilibrio sensorial. Por ejemplo: golpearse la cabeza, morder a mano o balanceo. 

La importancia de esta investigación yace en que un arquitecto/diseñador puede crear espacios que sirvan para que los individuos autistas, sean éstos hiper-sensoriales o hipo-sensoriales, puedan aprender a moverse de manera independiente y mejorar su calidad de vida.